Un tren que no quise perder...

Cada uno de nosotros vive su propia vida, es dueño de sus propias decisiones, tiene que ser coherente y responsable con sus actos y obrar en consecuencia... romper con todo o continuar, dar rienda suelta a la imaginación o permanecer en la monotonía, luchar porque esos deseos se hagan realidad o símplemente soñar con que algun día quizá... por arte magia, si el viento es favorable, pasen a formar parte del plano real...

No se porqué, no se muy bien como, pero mi tren llegó, mi tren apareció un 18 de noviembre.

No llevaba destino, no llevaba identificación... ese 18 de noviembre, desconocía que era para mí, que viajaba vacío esperando que yo subiera.

Casualidades del destino, el tren reapareció, siguiendo la misma ruta, pasando de nuevo delante de mis ojos, de nuevo sin destino, de nuevo sin ruta prefijada...

Y fue cuando empezé a verle pasar, a saludarle día tras día, a mirarlo con otros ojos, a ilusionarme con verle pasar, a esperar que pasara al día siguiente, en el mismo lugar, sobre la misma hora... se había convertido en una pequeña rutina, en un hábito tranquilizador, en un momento del día que me provocaba una sonrisa viéndole aparecer... y aparecía, y volvía a aparecer...

Y un día apareció, como tantos días anteriores, y no quise que se fuera, le retuve, "obligué" que su parada, en mi andén, fuera ese día mucho más larga de lo habitual y me encapriché de su forma de moverse, de sus suaves sonidos, de su compañía, de su ilusión, de su historia, de él... y le prometí dejar que pasara a por mí, que me guardara un asiento en su interior... quería probar, quería no perder la oportunidad de sentirlo, de estar más cerca de él, de compartir mi tiempo con él... ya no me conformarba con verle pasar día a día, necesitaba más...

Y me subí, un 11 de diciembre... y fue la decisión más acertada, coherente y sensata de mi vida.

Y espero que mi billete dure para un trayecto muy muy largo... espero que mi billete dure para siempre.

Siempre tuya,

nakie